sábado, 30 de octubre de 2010

Música con copas de agua

¿Quién no ha intentado hacer sonar una copa con agua? Si no lo hemos conseguido, posiblemente es porque no hemos sido suficientemente pacientes. Expliquemos un poco el funcionamiento.

Manteniento el dedo húmedo, debemos frotar el borde de la copa con una presión y velocidad constantes.  Después de un tiempo (pueden ser varios minutos, de ahí nuestra falta de paciencia ;) ) el cristal sufre una vibración longitudinal, hasta que se produce un tono audible (basándose en el fenómeno de la resonancia). El pitch de la nota que escuchamos depende de la cantidad de agua que tenga la copa. El principio de funcionamiento es exactamente el mismo por el que suena una cuerda de un violín (borde de la copa)  al ser frotado con el arco del violín (el dedo, en nuestro caso).

Esta técnica tiene una gran historia a sus espaldas. El utilizar vasos llenos de diferentes cantidades de agua para alterar la altura de los sonidos que se obtenían al golpearlos con varitas era una técnica empleada ya en tiempos de los persas, los chinos (shui chan), los japoneses y los árabes (el tusut se mencionaba en 1406), pero dicha técnica cambió radicalmente en 1743, cuando el irlandés Richard Puckeridge tuvo la brillante idea de poner los vasos de pie en una tabla y de acariciar sus bordes con dedos húmedos. Benjamín Franklin vio por primera vez este último instrumento, que también tocaba el compositor Gluck, en un concierto dado por el virtuoso inglés Delaval. Se conocía como el órgano angélico, más tarde vasos musicales o serafín. Franklin, fascinado por el "sonido suave y puro de los vasos musicales", los modificó para aumentar su potencial. En una carta de 1762 al científico turinés Giovanni Battista Beccaria, le explicaba cómo los había mejorado. Al nuevo instrumento lo llamó armónica, por sus armoniosos sonidos. Consistía en vasos que habían sido construidos con diferentes diámetros, cada uno correspondiente a una nota, en vez de llenarlos con agua. Cuando dichos cuencos están ajustados cromáticamente uno dentro de otro, pero sin tocarse, con una barra central que los atraviesa por el centro y se los hace girar controlados por un pedal, se pueden tocar acordes complejos y aumentan las posibilidades de interpretar música como un verdadero virtuoso.

Un ejemplo de la armónica de cristal podemos encontrarla en el siguiente vídeo:


Y para despedir este post, una delicia musical de un virtuoso de las copas de cristal que sirvió para realizar un anuncio.

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