miércoles, 24 de noviembre de 2010

Histroria de la acústica I: Teatros griegos - Epidauro

El estudio científico de la acústica, particularmente la acústica de teatros se remonta a los teatros griegos como el de Epidauro.

Los teatros griegos y posteriormente los romanos se preocuparon de perfeccionar la proyección de las voces de los actores hacia la audiencia. Al aire libre, el único sonido que se propaga desde la fuente hasta el receptor es el sonido directo. La máxima distancia a la que se puede oír un mensaje oral emitido en una zona de máximo silencio (con ausencia total de viento, es de 42 m en la dirección frontal del orador, de 30 m lateralmente y de 17 m en la dirección posterior).

En Epidauro el asiento más alejado del escenario se encontraba a 70 m y la inteligibilidad en ese punto es sorprendentemente buena. La explicación se debe a que el teatro se hallaba ubicado en una zona con ruido ambiental extremadamente bajo y que además el sonido directo que llegaba a cada punto se veía reforzado por la existencia de primeras reflexiones (retardo máximo de 50 ms respecto a la llegada del sonido directo). Tales reflexiones se generaban en la plataforma circular altamente reflectante situada entre el escenario y las gradas, denominada orchestra.

La existencia de una primera reflexión (consonancia) generada por una superficie totalmente reflectante produce un incremento de 3 dB en el nivel de presión sonora, ya que la energía sonora se dobla. Ello da lugar a un factor de aumento neto de la distancia límite de 1,4142. Por lo tanto, la distancia límite en la dirección frontal pasaría a ser del orden de 60 m. Si además teniendo en consideración la reflexión producida por la pared posterior del escenario y las máscaras utilizadas por los actores, que al parecer desempeñaban una función acústica al actuar como un megáfono por delante de la boca, justifican el hecho de alcanzar los 70 m de Epidauro. Y por tanto esa es la razón por la que tenía un aforo de 14.000 espectadores, una cifra muy superior a los teatros romanos posteriores. Para hacerse una idea, los mayores teatros actuales no suelen sobrepasar los 1.500 espectadores.

Otra característica de los teatros griegos era la fuerte pendiente de sus gradas, lo que era beneficioso para obtener mayores ángulos de incidencia del sonido directo y reflejado. En concreto, el teatro de Epidauro disponía del círculo interior con una pendiente de 26,2º, el anillo exterior de 26,5º, mientras que el ángulo formado por el plano de las gradas y las diversas reflexiones sobre la plataforma circular era siempre mayor que 5º. Eso se conseguía debido a que la altura del escenario no superaba los 3,50 m.

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